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All in a year

13 de diciembre, otra fecha más en mi vida que no se me va a olvidar. Hay otras tantas que siempre recuerdo, pero al contrario que esta las otras son por motivos alegres…La comunión, el día que saqué el carnet de conducir, cumpleaños de gente cercana… Por desgracia el 13 de diciembre es la fecha marcada por una mala caída, una rotura de ligamentos y un freno psíquico y físico para 2015 y adelante.

Suena Ben Howard, y una vez más no sé como empezar a sacar las cosas de dentro, no se cómo relatar de manera que el día de mañana lea esto de nuevo (al final, era gran parte de la finalidad de este blog) y no arrepentirme de la redacción. Pero a veces, hay que pensar menos, y dejarse llevar, y menos preocuparse del continente y más del contenido.

Justo hace un año, sobre esta hora, las 6:15 de la tarde, me rompía el ligamento acromioclavicular, (contaba más aquí también)  se me escapaba de las manos el sueño de hacer el Ironman, como tantos otros sueños que se van. Siempre he dicho, que posiblemente uno de los sentimientos que más temo, y no tengo reparo en reconocerlo, es la impotencia. El 13 de Diciembre de 2014 sentí mucha impotencia.

Por otro lado fue una marca que me hizo cambiar la forma de ver muchas cosas. De eso que crees que eres la misma persona, pero viendo tus actos en perspectiva tú mismo sin que nadie te lo diga te das cuenta que no actúas igual. Y no es sólo en ir mucho más controlado en la bici por un miedo interior incontrolable, es el día a día.
Te das cuenta que, pese a no haber sido tremendamente grave, tu vida puede (o podría) cambiar en un sólo segundo, en un solo acto, en una sola frase. Ayer a la noche confesaba estos sentimientos por primera vez, quizá en el momento en el que me daba cuenta de ello.

Una cicatriz, que la ves día a día y te recuerda eso se puede afrontar de dos maneras: O te encierras en el pasado, y rememoras una y otra vez lo malo, o sacas conclusiones, aceptas lo pasado y actúas en consecuencia. Obviamente opté por la B. Por levantar, por seguir luchando por mejorar, y sobre todo, por disfrutar de lo que me gusta, sin dejar que un incidente me arrebate eso.

A fin y al cabo, no considero para nada que haya sido un mal año en cuanto a resultados, y en cuanto a lo interior, creo que 365 días después sigo sacando cosas en positivo de esa lección. Veremos que nos encontramos este día en 2016.

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