Os voy a contar una historia, sin datos, sin fotos, de esas que quizá no interesen a nadie, de como se pierde, se gana, se vuelve a perder y se vuelve a ganar el apetito de Ironman…y lo peor, la necesidad de reprimirlo.
12 de diciembre de 2014, un viernes cualquiera, o no. 3 años exactos trabajando en la misma empresa, día en el que dices, ahora que parece que va mejorando el panorama, ¿será posible un aumento de categoría? Pues por desgracia, te quedas sin saberlo, el jefe no está hoy, tendrás que esperar al lunes para preguntárselo.
13 de diciembre de 2014, un sábado cualquiera, o no. Tocan 3h de bici al umbral y 40 minutos corriendo seguido, el Ironman requiere estas cosas, y eso que sólo es la tercera semana…a saber lo que está por vernir, como la respuesta del jefe.
Sales al trastero con todo preparado en la bolsa para acabar de prepararte y salir desde allí, llegas, te pones el casco, montas los bidones, y te das cuenta de que te has dejado las zapatillas de ciclismo en casa. Te montas en la bici (en zapatillas de calle), vuelves a bajar a casa, llegas al portal, te has dejado también las llaves…ya van dos, llamas, te abren.
Coges las zapatillas, vas a salir de casa, uy! las luces, por si se echa la noche…las luces…tercera…vuelves a pasar por el salón en su busca diciendo…«si es que cuando no es el día, no es el día…».
POR FIN. Te pones en ruta, no vas fino, pero ya es sábado, y ha sido semana larga…vas cogiendo el ritmo, no va mal del todo, empiezas a disfrutar, y te vienes arriba, decides cambiar un poco la ruta que tenías pensada e ir por una desviación, total si pasamos un poco las 3h no pasa nada, mejor eso que quedarse corto. Resulta que no sales donde creías, pero finalmente pillas de nuevo la ruta, ya sólo queda volver a casa…y correr. Quizá la cosa no sea tan mala, y si va mal, corriendo despejamos la cabeza, como siempre. Estas llegando a Bilbao, ya puedes ir bajando el ritmo, tómalo con calma, quedan menos de 10 minutos, ultima recta, y en el repecho ya bajamos el ritmo…mejor ir seguro por ciudad, que hoy parece que no es el día…de hecho, mira a ver si tienes la luz puesta y ya de paso la enciendes, que nunca esta de más.
Pero el repecho nunca llegó, al menos, no en bici. Llegó en ambulancia. La luz, nunca se encendió, al menos, no la de la bicil Se encendieron las de la ambulancia. Y es que 5 metros antes de empezar a aflojar, pasó lo que se venía anunciando toda la tarde: No era el día.
El resto de la historia ya la conté, (supongo que esta parte era algo que hasta ahora no me apetecía contar, no sé porqué, quizá por no recordarlo…). Desde la caída, fue un tira y afloja de ganas para seguir adelante con el plan o definitivamente tirarme del barco…y es que al principio mantuve las ganas, y algunos entrenamientos incluso, pero poco a poco me fui concienciando de la realidad…y es que la cosa iba a ir para largo…finalmente, renuncié al proyecto de 2015. (Al igual que pedir el aumento el lunes 15 de diciembre de 2014, en vez de eso, entré con un brazo en cabestrillo a dar las noticias…)
Desde ese momento, el 226 me ha seguido como una maldición prácticamente a diario. Lo veo a todas horas, miras la hora para irte a la oficina: 2:26pm, estás en una instalación y miras la hora a la que acabas para apuntarla en las horas extra: 2:26am…estás tomando algo y decides que te vas a ir retirando, miras la hora: 2:26am…y dices, será porque es tu patrón de horarios…y ves que no, que vas al coche a hacer un recado, y miras cuanta gasolina te queda y…226Km. Te pasan un presupuesto en el trabajo, miras el importe, y las 3 últimas cifras…226.
Es inevitable en esta situación el no dejar de preguntarte si deberías haber tirado para alante con el plan del Ironman, sobre todo viendo que la vuelta a los entrenamientos no ha sido tan horrible como te estabas empezando a imaginar. ¿Y si tanto 226 es un aviso para que hicieras el IM? ¿Y si las mismas señales que te decían que no era el día te dicen que el 12 de Julio de 2015 podría ser el día?
A veces es duro renunciar a algo en lo que te estabas volcando con tanta ilusión…más aun cuando te vienen dando en el morro con las ganas a diario…pero en el fondo sabes que has hecho lo correcto. El Ironman estará ahí el año que viene, y yo me tomaré mi venganza. Más fuerte, más rápido, y con más ganas.